Los recursos hídricos, como parte fundamental del ecosistema terrestre, son vitales para la vida en el planeta. Sus propósitos y principios se centran en garantizar su gestión de manera sostenible y equitativa. Esto implica conservar la calidad del agua, preservar los ecosistemas acuáticos y terrestres asociados, y asegurar un acceso justo y seguro al agua potable para las comunidades. Además, se busca prevenir la contaminación y el agotamiento de los recursos hídricos, promover prácticas de uso eficiente del agua en sectores como la agricultura, la industria y el consumo doméstico, y fomentar la colaboración entre distintos actores a nivel local, nacional e internacional para abordar los desafíos relacionados con el agua de manera integral y coordinada. En resumen, los principios de los recursos hídricos se orientan hacia la conservación, el uso sostenible y la equidad en la distribución del agua para el beneficio de las generaciones presentes y futuras.

El impacto económico de los recursos hídricos abarca diversos aspectos, como la agricultura, la industria, el turismo y la generación de energía. Una gestión adecuada de los recursos hídricos puede aumentar la productividad agrícola al garantizar un suministro constante de agua para riego, lo que a su vez impulsa la seguridad alimentaria y contribuye al crecimiento económico. Además, el acceso a agua limpia y segura es fundamental para la salud pública y reduce los costos asociados con enfermedades relacionadas con el agua. En el sector industrial, el agua es un recurso clave para procesos de fabricación y refrigeración, por lo que la escasez o contaminación del agua puede afectar la productividad y rentabilidad de las empresas. En cuanto al turismo, los recursos hídricos son a menudo un atractivo importante para los destinos turísticos, lo que genera ingresos significativos a través del turismo recreativo y de aventura. Por último, la generación de energía hidroeléctrica es una fuente importante de energía renovable en muchas regiones del mundo, lo que contribuye a la diversificación de la matriz energética y reduce la dependencia de combustibles fósiles. En resumen, la gestión adecuada de los recursos hídricos no solo tiene un impacto positivo en el medio ambiente y la sociedad, sino que también impulsa el desarrollo económico y la sostenibilidad a largo plazo.