PERSONALIDAD JURÍDICA

Acelera tu empresa con estos consejos de expertos que cuenta sobre «Personalidad jurídica». ¡Analiza y descubre esta TIP!

Atribución por el ordenamiento jurídico de derechos y obligaciones a personas, entidades u organizaciones para ejercer actividades empresariales con plena validez jurídica ante terceros. Que una persona o entidad tenga reconocida una personalidad jurídica implica que la ley le ampara y le protege. Permitiendo así, que ejerza con plenitud toda su capacidad jurídica.

Una persona jurídica nace de acuerdo a un acto jurídico o acto de constitución, o sea, un evento jurídico de fundación que es reconocido por los organismos y autoridades administrativas, las cuales pueden exigirle la suscripción en registros públicos o el cumplimiento de determinadas condiciones legales.

Diferencias

Las personas jurídicas y las personas naturales son diferentes a muchos niveles, a pesar de ser ambas figuras legales que implican la atención de ciertos deberes y el disfrute de ciertos derechos.
De hecho, las personas jurídicas pueden estar compuestas por personas naturales o por otras personas jurídicas, mientras que una persona natural corresponde necesariamente a un individuo.

Tipos de personas jurídicas

1. Personas jurídicas de Derecho Público. Aquellas que representan a las entidades del Estado y que velan por sus intereses.
2. Personas jurídicas de Derecho Privado. Aquellas que representan intereses particulares, regulados por códigos de comercios específicos.

TIPOS DE ORGANIZACIONES QUE POSEEN PERSONALIDAD JURÍDICA:

1. Las corporaciones de interés público.
2. Las asociaciones tanto de interés público como de interés particular (si la ley les ha concedido personalidad propia).
3. Las fundaciones de interés público, formadas por un patrimonio que se destina a un objetivo (normalmente altruista).

Para escoger la forma jurídica más adecuada, el análisis por parte de los emprendedores deberá tener en cuenta principalmente:

• Número de socios. 
• Perspectivas de facturación, gastos y beneficios.
• Responsabilidad que se está dispuesto a asumir.
• Necesidades financieras del proyecto.

TRÁMITES ADMINISTRATIVOS

Algunos trámites son totalmente imprescindibles, como el alta de autónomos, para acceder a subvenciones, ayudas o programas de aceleración como el de la EOI.

Lo más sencillo es empezar como autónomo, y cuando ves que tu volumen de facturación anual va a superar los 40.000 pasar a una S.L. Unipersonal. Si ya son varios socios fundadores desde el comienzo, es preferible crear una S.L. aprovechando que ya se pueden crear en pocos días y con un solo euro de capital social.

Para poner en marcha la empresa es necesario identificar los principales trámites y requisitos —obligatorios o simplemente aconsejables—, que será conveniente reflejar en el calendario de implantación.

FORMAS JURÍDICAS

​La forma jurídica de tu empresa es su denominación legal, y según la forma que elijas asumirás unas responsabilidades diferentes frente a la ley. Esto significa, básicamente, que la forma jurídica es la modalidad por la que una empresa opta a la hora de desempeñar una actividad empresarial o profesional. Esta forma determinará, a su vez, tanto las obligaciones tributarias de la compañía como las responsabilidades con terceros e incluso su régimen operativo interno.

Dicho de la forma más sencilla posible, la forma jurídica es la identidad legal de nuestra empresa. Y es importante seleccionar bien porque eso nos ayudará a la hora de gestionar nuestras finanzas.

Tipos de empresas según su forma jurídica

¿Qué formas jurídicas existen? Hay básicamente tres tipos:

1. Individuales. En este caso, el propietario de la empresa es una única persona que tiene responsabilidad ilimitada con terceros (lo que significa que responderá por la compañía con todos sus bienes personales).
2. Societarias. En esta modalidad, la empresa adquiere la forma de una sociedad mercantil en cualquiera de sus variantes (anónima, limitada, colectiva o comanditaria).
3. Cooperativas. En esta forma, los socios responden por la compañía con la aportación de capital que hayan realizado. Suele estar regida por unos estatutos que rigen la gestión de la empresa.

Las formas jurídicas más comunes entre las empresas

¿Existen algunas formas jurídicas que sean más comunes que otras a la hora de crear una nueva empresa? La verdad es que sí, te las detallo:

• EMPRESARIO INDIVIDUAL O AUTÓNOMO

El empresario individual o autónomo es aquella persona física que desempeña una actividad económica o profesional a título lucrativo y de una manera habitual, personal, directa y por cuenta propia. Puede o no tener empleados a su cargo, lo que significa que no es necesario que los tenga para llevar a cabo su actividad empresarial.

En este caso, no existe ningún capital social mínimo a la hora de iniciar la actividad. El único desembolso obligatorio serán los fondos que se invertirán a la hora de pagar la cuota de autónomo pertinente.

Como ya ha quedado dicho más arriba, el empresario individual tiene una responsabilidad ilimitada sobre la empresa, lo que significa que no existe distinción alguna entre patrimonio personal y patrimonio mercantil. Y que, tristemente, el emprendedor deberá responder con su propio patrimonio en el caso de que surjan deudas empresariales.

¿Qué figura legal elegir para mi empresa?

Llegados a este punto, ya conoces las principales formas jurídicas a las que puedes optar al constituir tu nueva empresa. Pero es probable que sigas teniendo dudas: conoces las posibilidades, ¿pero cuál le conviene más a tu nuevo negocio? Abordemos la gran cuestión.

¿Qué factores tener en cuenta para la constitución de una empresa?

De alguna forma u otra, ya habrás intuido que hay todo un conjunto de factores que se repiten constantemente a la hora de tipificar las diferentes formas jurídicas de las que hemos estado hablando. Así que, si vas a constituir una empresa, es necesario que te preguntes sobre tus necesidades al respecto de cinco factores concretos…

• Número de socios. ¿La compañía estará formada por un único empresario o por diferentes socios?

  • Un único socio puede darse de alta como autónomo o bien crear una SL unipersonal
  • Varios socios que desean compartir los beneficios en función a su aportación pueden elegir SL o SA (en este caso capital superior a 60.000 y una gobernanza más institucional) o cooperativa si desean incorporar al capital a los nuevos empleados.

• Actividad profesional. ¿A qué se va a dedicar tu empresa? Al fin y al cabo, hay formas jurídicas que son más o menos ideales para determinadas actividades. Y, de la misma manera, hay actividades que suponen un mayor riesgo económico que otras.
• Impuestos. Para ingresos inferiores a 40.000 euros anuales es más interesante ser autónomo.
• Responsabilidad. ¿Los socios tendrán responsabilidad limitada o ilimitada? Este punto tiene mucho que ver con la salud financiera de la empresa, y es necesario que esté perfectamente definido desde el principio.

Elegir la forma jurídica adecuada para tu nueva empresa es un paso importante en el proceso de creación de una empresa.

La elección de la forma jurídica dependerá de varios factores, como la naturaleza de tu negocio, el número de socios, la responsabilidad que deseas asumir, la carga fiscal que estás dispuesto a pagar y las necesidades de financiamiento.

Aquí te presento algunos consejos para elegir la forma jurídica de tu nueva empresa:

• Define la naturaleza de tu negocio: ¿Cuál es el objeto social de tu empresa? ¿Vas a ofrecer un producto o un servicio? ¿Tienes un modelo de negocio escalable o una empresa pequeña y local? La elección de la forma jurídica dependerá en gran medida de la naturaleza de tu negocio.
• Establece la responsabilidad que deseas asumir: ¿Deseas asumir la responsabilidad personal por las deudas y obligaciones de la empresa, o prefieres limitar tu responsabilidad a la inversión inicial que hayas realizado? Si estás buscando limitar tu responsabilidad, puede que desees considerar formas jurídicas como la Sociedad Limitada (SL).
• Considera el número de socios: Si planeas crear una empresa con un solo propietario, puedes considerar una forma jurídica como el Autónomo o la Empresa Individual de Responsabilidad Limitada (EIRL). Si tienes varios socios, entonces quizás quieras optar por una Sociedad Limitada (SL).
• Evalúa la carga fiscal: Cada forma jurídica tiene una carga fiscal diferente. Al elegir la forma jurídica de tu empresa, deberás tener en cuenta la carga fiscal que estás dispuesto a pagar y cómo afectará a tus beneficios y pérdidas.
• Piensa en las necesidades de financiamiento: Si estás buscando financiamiento para tu empresa, puede que desees optar por una forma jurídica como la Sociedad Anónima (SL), que permite la entrada de inversores externos o de una SA si vas a emitir acciones en bolsa.

ALGUNOS CONSEJOS FINALES…

Una vez hayas definido todos estos factores, sin embargo, es totalmente comprensible que sigas teniendo alguna duda que otra.

Para que las despejes, aquí tienes una buena batería de consejos finales que pueden ayudar a definir la forma jurídica de tu nueva empresa:

• Apuesta por la opción que sea más sencilla y que se adapte mejor a tus posibilidades como nuevo empresario. Si tienes una coyuntura empresarial que avale una forma jurídica grande, ve a por ella. Si no, no te metas en camisa de once varas.
• El sentido común dicta que las sociedades son las formas jurídicas ideales cuando hay más de un socio y que hacerse autónomo es lo mejor para los empresarios unipersonales. Pero hay veces que el contexto justifica saltarse el sentido común.
• Analiza en profundidad las necesidades (legales, técnicas y económicas) de tu negocio para saber qué te conviene más.
• No te desanimes si una forma jurídica implica tributaciones altas. Siempre puedes investigar opciones como las bonificaciones, las deducciones o las ayudas estatales para que te acaben de cuadrar los números.
• No des el primer paso sin haber realizado un análisis en profundidad del funcionamiento administrativo de la forma jurídica que hayas elegido.

Este simulador de firmas jurídicas (ver+) te puede ayudar mucho.