VISION DEL EMPRENDEDOR
Acelera tu empresa con estos consejos de expertos que cuenta sobre «Visión del emprendedor». ¡Analiza y descubre esta TIP!
La visión, propósito y valor de un emprendedor son conceptos distintos pero complementarios entre sí
Aquí te explico en qué consiste cada uno de ellos:
- Visión: la visión es una imagen futura que el emprendedor tiene de su empresa. Es una declaración a largo plazo que establece el objetivo y el rumbo de la empresa. La visión es un punto de referencia que guía a la empresa hacia donde quiere llegar en el futuro. Es un sueño que el emprendedor tiene para su negocio, una imagen clara y tangible que le inspira y le motiva a seguir adelante.
- Propósito: el propósito es la razón de ser de la empresa. Es el por qué la empresa existe, su misión y su contribución al mundo. El propósito es la esencia de la empresa, lo que la hace única y valiosa para sus clientes, empleados y para la sociedad en general. El propósito es un elemento motivador tanto para el emprendedor como para el equipo que forma la empresa.
- Valor: el valor es lo que la empresa ofrece a sus clientes. Es el conjunto de beneficios que el cliente obtiene al utilizar los productos o servicios de la empresa. El valor se traduce en la satisfacción del cliente, su fidelización y su recomendación a otros clientes. El valor es lo que diferencia a la empresa de sus competidores y lo que la hace relevante y exitosa.
En resumen, la visión, propósito y valor de un emprendedor son tres elementos clave para el éxito de una empresa. La visión marca la dirección y el objetivo de la empresa a largo plazo, el propósito define la razón de ser de la empresa y el valor es el beneficio que se ofrece a los clientes. Estos elementos son complementarios y se refuerzan mutuamente para crear una empresa sólida y con impacto. A menudo los emprendedores nos tiramos a la piscina con una idea aproximada de lo que queremos hacer, poco dinero y muchas ganas de cambiar el mundo… pero paradójicamente no pensamos qué significa eso para nosotros. Y poco a poco van apareciendo los problemas, y sin una VISION clara, al final los árboles no nos dejarán ver el bosque… y perderemos el norte. ¡¡Pero empecemos hablando sobre lo que NO es la visión!! La visión no va de escribir la famosa “Misión, Visión y Valores” que tanto gustan a las grandes compañías (que la mayoría se pasa por el arco del triunfo), y que, se queda en unos caros carteles y cuadros en las paredes que teóricamente están ahí para recordarnos el “por qué” e inspirarnos, pero que la gente ignora como el brindis al sol que son.
Tampoco habla de esa iluminación que le sucede al emprendedor “visionario”, que de repente se le ocurre una idea feliz que él considera que es absolutamente innovadora y necesaria para la sociedad actual…, y que, por supuesto no confronta con nadie, sobre todo con ningún cliente, no vaya a ser que se la “roben” o peor todavía, que digan que no resuelve un problema real. Mucho mejor esperar a construir ese gran producto que cambiará el mundo… y si los clientes no lo entienden gastar más dinero en marketing para ver si se lo hacemos ver, o como es más habitual decir, para educar a los clientes. Para resolver este problema aparecen las metodologías ligeras que nos conmina a, desde el primer momento, confrontar nuestra idea con el mundo real y descubrir si realmente resuelve un problema… y si nos hemos equivocado, iremos ajustando el producto junto con los clientes hasta que sea algo que necesitan.
Pero podemos caer en el dilema del gato de Cheshire:
“Si no sabes dónde vas, cualquier camino te llevará allí”
- ¿Qué camino tomo?
- Bueno, ¿a dónde vas?
- No lo sé.
- Entonces no importa. Si no sabes a dónde vas, cualquier camino te llevará allí.
Y este un gran riesgo para cualquier emprendedor, ya que uno de los principales peligros de las metodologías Lean Startup (+) es que inadvertidamente y siempre de acuerdo con el cliente, te pueden llevar a hacer algo en lo que NO crees, algo que, si no tienes una visión, tendrá todo el sentido del mundo hacer y seguramente ganarías dinero… pero odiarás.
Porque si no la has pensado antes, puedes acabar con una visión tal como:
“Vamos a construir cosas a ver si damos con algo que los clientes quieren, y a partir de ahí mejoramos”.
¡¡Y ESTO ES UN GRAN ERROR!!
¿POR QUÉ ES TAN IMPORTANTE LA VISIÓN PARA UN EMPRENDEDOR?
Principalmente porque nos proyecta al futuro, nos ayuda a visualizar lo que es el éxito a largo plazo para nosotros y nos inspira… algo tremendamente importante en cualquier compañía, pero sobre todo para una nueva empresa donde reina la incertidumbre y en la que las cosas cambian casi semanalmente. La visión habla del potencial, de las líneas rojas que no debemos cruzar al construir nuestro modelo de negocio y de cómo queremos hacer las cosas.
“Si sabes como eres siempre sabrás lo que tienes que hacer”
También nos ofrece un marco de actuación, nos permite sortear las distracciones y centrarnos en lo que es realmente importante… pero sobre todo nos inspira. Nos ayuda a tomar decisiones en aquellos momentos donde todo es confuso (¡que en una nueva empresa son muchos!) y sirve como pepito grillo de la empresa. La visión es una idea del potencial que tiene el emprendedor, de lo quiere conseguir… no un conjunto de metas a corto o medio plazo.
PARA QUE TE HAGAS UNA IDEA DE LO QUE HABLO, AQUÍ TIENES ALGUNAS DE LAS MÁS CONOCIDAS:
- GOOGLE: organizar la información del mundo, haciéndola útil y universalmente accesible.
- MICROSOFT: un PC en cada casa.
- AMAZON: ser la compañía más centrada en el cliente del planeta. Construir un sitio donde la gente pueda venir a buscar y descubrir cualquier cosa que quieran comprar online.
- DROPBOX: sincronizar información entre dispositivos de forma sencilla y cómoda (puedes ver su aplicación a Y-Combinator donde ya se percibe esa visión).
- TWITTER: ser el pulso del planeta.
Como dice el robot dinosaurio gigante FAKEGRIMLOCK (si no lo conoces, ¡deberías!):
«La visión es ambición, es ver lo que los demás no pueden, es convertir el futuro en realidad. La visión no es el cómo, es el dónde».
La visión tiene mucho que ver con lo que “vendemos”, y no sólo hablo de clientes, sino también de proveedores, inversores, empleados…etc. Si queremos convencer a alguien que nos acompañe en nuestra nueva empresa, no sólo debemos transmitir lo que tenemos ahora sino el porqué lo estamos haciendo, e inspirarlos con nuestra visión… con ese lado romántico del negocio (tal como nos recuerdan en Selling visión vs. Reality).
La visión es algo que no sólo deben abrazar los fundadores de la empresa, sino todo el mundo en la empresa, dado que es parte del ADN de la nueva empresa… y, es que, que cuando todo el equipo hace suya esa visión y cree en ella surge una gran pasión y energía compartida enfocada en hacerla realidad. Y esto es una verdadera ventaja competitiva (+), que te hará mejor frente a tu competencia.
PARA CONSTRUIR LA VISION DEBERÍAS EMPEZAR CON ALGUNAS SENCILLAS PREGUNTAS:
- ¿Por qué hacemos lo que hacemos?
- ¿Qué nos gustaría que cambiara?
- ¿Para qué existimos?
- ¿En qué creemos?
- ¿Qué significa nuestra marca?
- ¿Cuál es nuestra causa?
Pero lo más importante es sin duda el primer punto: empezar con el por qué… algo que debe guiar a cualquier emprendedor.
Como dice Simon Sinek, la mayoría de las empresas son creadas sobre el ¿QUÉ?, sobre los productos o servicios que ofrece la compañía (el centro del CANVAS)… algo que no conecta con el cliente y que nos hará fácilmente sustituibles. Otras empresas han ido un paso más allá y han construido su empresa sobre el ¿CÓMO?, sobre su forma de hacer las cosas (la parte derecha del CANVAS)… que sin duda es mejor, pero no es suficiente en un mundo cada vez más competitivo. Pero la clave es construir sobre el ¿POR QUÉ?, compartir nuestra visión con nuestros clientes, socios, inversores y equipo…, ya que, en realidad las personas compramos visiones y principios, algo más que productos (¿cómo explicas el éxito de Apple si no?).
Así nos lo explica Simon Sinek en Start with the «Why?»
Pero no olvidemos que todo este rollo de la visión, aunque absolutamente clave, solo nos ayuda a tener clara la meta final (que puede evolucionar con el tiempo), pero no nos dice cual es el camino ni lo recorre por ti… así que parafraseando otra de las frases que nos regala Simon Sinek:
“Las palabras te pueden inspirar… pero sólo mis acciones llevan al cambio”
El PROPÓSITO DEL EMPRENDEDOR:
El propósito tiene que ser tú ‘para qué’, pero tú ‘para qué’ más profundo. El propósito es la historia que habita en tu interior y que necesita ser contada. Todos tenemos una historia en nuestro interior que necesita ser contada, y que es distinta de la historia que nos contamos a nosotros mismos. Muchas veces, nos decimos cosas como no puedo, no merezco, no soy suficientemente bueno…(ver TIP sesgos). ¡¡La vida está diseñada para que la vivamos con propósito!! No hay que confundirla con la pasión, que es una palabra que procede del latín passio y significa sufrimiento. Y esto no va de sufrir sino de disfrutar.
¿Y CÓMO SABES SI VAS A DISFRUTAR DE Y CON TU PROPÓSITO?
Simplemente si te despiertas motivado. Tu propósito debe provocar en ti que los lunes te despiertes motivado. Es como encontrar una fuente de energía, que te da foco, claridad, que te ayuda a tomar decisiones; es como tu estrella polar. Por eso, el propósito no deja de ser la estrella polar que guía tu vida, tus negocios… todo. Por un lado, está tu propósito personal. Y luego cada proyecto tiene su propósito concreto que tiene que estar alineado con el tuyo. Cuando no hay una alineación entre ambos propósitos es cuando surgen tensiones, crisis…
Por ejemplo: hay gente que solo está motivada por el sueldo y no por lo que hace y es cuando dice cosas como: «quiero un cambio en mi carrera, me siento estresado, quiero dejarlo…».
El propósito está totalmente relacionado con tu VISIÓN.
LA AMBICIÓN DEL EMPRENDEDOR
“Emprender es ir superando retos, objetivos, metas, unos más ambiciosos que otros”.
Y la ambición. ¿Qué papel juega en todo esto? Es totalmente necesaria en el emprendedor. La ambición, que significa el deseo intenso y vehemente de conseguir una cosa difícil de lograr, muchas veces, está asociada al poder, y no tiene por qué ser necesariamente así. La ambición sana y necesaria es cuando lo que tú quieres es lograr algo que beneficie a muchas personas. Y cuando el objetivo es ponerlo al servicio de otros, la ambición puede ayudar a que muchas personas se beneficien. En cambio, si es una ambición egoísta, entonces, esa no es sana. La ambición es un ingrediente sin el cual un emprendedor, probablemente, tendría menos reprís o menos capacidad de aceleración que uno que sí la tiene.
UN EMPRENDEDOR DEBE SER AMBICIOSO POR NATURALEZA
Ahora bien, esa ambición debe ser como el estrés sano, que te permita estar alerta, pero si se convierte en una obsesión, probablemente, acabe cegándote de otros ámbitos. En su justa medida está bien; apretar mucho es perjudicial. El emprendedor ambicioso tiende a pensar en grande porque ya se encargará el contexto, el mercado, el entorno… de ubicarle en el lugar adecuado. Pero, si no piensas en grande no harás nada en este mundo. Ser ambicioso es querer mejores cosas.
“Quiero una vida profesional plena y ayudar a otras personas a que también tengan esa vida plena, a cuidarse mejor”.
Ambición bien colocada es motivación. Y eso es lo que necesita cualquier proyecto para despegar. La ambición, entendida como esas ganas de superarse uno mismo y de conseguir logros y metas, es sana. Un objetivo tiene que ser desafiante, es decir, te reta, pero, al mismo tiempo, tiene que ser realista. Esa es la ambición sana. En ese sentido, nuestros objetivos tienen que ser ambiciosos, en el sentido de que te tienen que desafiar a salir de tu zona de confort. En cambio, si el objetivo es demasiado ambicioso, es decir, que es inalcanzable para ti, por el mismo mecanismo que antes, tu cerebro se puede paralizar y deja de ir a por él. El equilibrio está en saber quién eres, cuáles son tus posibilidades, qué grado de ilusión y entusiasmo tienes y qué nivel de creatividad.
VALORES DEL EMPRENDEDOR:
Debemos de explorar los VALORES y los objetivos. Realmente, el orden lo marcará el emprendedor. No obstante, es aconsejable comenzar por investigar y elevar la conciencia sobre los VALORES que actualmente guían su vida. Ya que, los valores no se pueden modificar, es decir, tenemos los que tenemos. ¡¡No los elegimos!! Mientras que los objetivos sí se pueden modificar o cambiar. Los VALORES y objetivos deben estar alineados, así que de cambiar alguno…será el objetivo. Así que, ¿para qué perder el tiempo definiendo y filtrando los objetivos sin tener claro si están alineados o no con los valores? En los valores es donde el emprendedor encontrará la MOTIVACIÓN que le servirá de impulso en su camino hacia el objetivo. Una vez se investigan los valores, principalmente con la famosa pregunta “¿para qué?”, se estará preparado para continuar con el filtrado y definición de objetivos.
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QUIZZES
Después de la pregunta y antes de piensa en ti.
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