EMPRESAS CUCARACHAS
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Es una empresa que nunca muere, resistente a crisis. Una startup cucaracha es aquella que tiene crecimiento lento pero sólido, con un especial cuidado con la cuenta de resultados y un trato personalizado y atento a los clientes. Garantiza la rentabilidad a largo plazo y sin duda durante las crisis, muchos inversores desearían haber invertido en muchas de ellas.
Al igual que las cucarachas, este tipo de startups, no son ni llamativas ni glamurosas, además, para los inversores que acostumbran a invertir en las más conocidas, esta modalidad no entra en sus planes. Aún así, como en toda buena cartera diversificada, es interesante tenerlas en cuenta ya que en tiempos de incertidumbre son de lo más resistentes, especialmente cuando hablamos de los aspectos financieros y de planificación a largo plazo.
Se trata de un concepto que lleva en el punto de mira del ecosistema emprendedor español varios años. Sin embargo, es ahora cuando muchas de estas cucarachas están saliendo a la superficie. Estamos demostrando una capacidad de resiliencia impresionante, así como una capacidad de adaptación sin precedentes. Se trata de un modelo al alza, que cada vez atrae a más inversores.
Origen del término
Caterina Fake, cofundadora de Flickr habló por primera vez de las cucarachas como término asociado a las startups, en un artículo llamado «The Age of the Cockroach», donde argumentaba que estos pequeños insectos pueden convertirse en una plaga que termine finalmente con los unicornios. ¿A qué se refería Caterina? En contraposición con los unicornios, ruidosos, llamativos y con una alta valoración, las startup cucaracha tienen un crecimiento sólido, sostenido y, sobre todo, silencioso.
Por supuesto, la cofundadora de Flickr hacía referencia de forma despectiva a estos unicornios, como startups sobrevaloradas, asociadas a unas valoraciones muy por encima del real. Muchas veces, los fundadores de startups, con este perfil lustroso y ruidoso tienden a evitar este término por la connotación negativa que puede llegar a tener. Sin embargo, tener una capacidad de levantar financiación con un buen mensaje y un plan de negocio ambicioso puede ser una gran ventaja si se hace un correcto uso de este dinero.
Para Caterina, “las cosas buenas ocurren lentamente”, en referencia a la capacidad de supervivencia, adaptación y capacidad de multiplicarse a pesar de no tener apenas alimento. Además, añade Caterina, que una vez despejado el humo tras la plaga (podemos aplicarlo a momentos de crisis), sólo quedarán en pie las cucarachas, más delgadas quizá pero resistiendo y con ganas de comerse el mundo, como cualquier startup.
Vamos a nombrar los diferentes tipos de StartUps:
EMPRESAS RATÓN:
Son el otro extremo dentro de las empresas pequeñas y medianas: las que se estancan y no avanzan, no crecen ni lo pretenden. Mantener el estatus y pervivir en el ecosistema empresarial son sus únicas ambiciones. Su capacidad de generar empleo es prácticamente nula y conforman una gran masa laboral.
Precisamente por ese alto volumen de trabajadores que ocupan y su tendencia natural a la inviabilidad (por falta de evolución) son las que en las épocas de turbulencias económicas destruyen mucho empleo. En el competitivo mundo de las startup de base tecnológica –que se juegan su supervivencia en asaltos de cinco minutos— parece que sin éxito rápido no hay opciones.
¡Pero no es cierto!: una empresa puede iniciar su camino, tener un crecimiento lento hasta el punto de subsistencia y luego buscar cómo sacar mejor provecho a su actividad. Es lo que en el ámbito de las startup se conoce como pivotar.
EMPRESAS ELEFANTE:
Son grandes, con muchos departamentos, con un organigrama complejo, algunas cotizan en Bolsa y presentan unos números en los que influyen muchos factores. Pueden ser de reciente creación, como los gigantes tecnológicos Google o Amazon, o tener una larga historia empresarial por detrás, con adquisiciones y cambios de propiedad en el accionariado. Lo que las hace perfectamente distinguibles es su tamaño.
Pero también para estas empresas llegan tiempos de cambio: las grandes corporaciones, que por algo son grandes, tienen la enorme responsabilidad, y oportunidad, de ayudar a crear un mundo mejor, más justo, más equitativo, más humano. De fomentar la comunidad, la confianza, la transparencia. Poseen los recursos, la imaginación y la inteligencia para hacerlo.
CAMELLO O DROMEDARIO:
Con poco dinero es capaz de crecer mucho.
¿Qué es un camello (además de un dromedario jorobado y desértico)?
En lugar de una startup que apunta a un crecimiento enorme y enriquecedor para los inversores a casi cualquier costo, es una empresa creada para ofrecer una innovación real y significativa y sobrevivir a largo plazo sin infusiones constantes de efectivo.
Por fin hay muchos emprendedores están adoptando el enfoque opuesto al del unicornio al de que solo valen los números y las valoraciones. El fundador de una startup camello tiene otra filosofía por la cual desea crear una economía sostenible desde el principio, administrar los costos y escalar, pero escalar de manera responsable. La empresa camello piensa que desde una perspectiva de resultados ajustada al riesgo, se llega con más éxito, con mayor frecuencia.
Esta filosofía de startups crea un modelo de startups más resistente y con mayor significado social, más camello, menos unicornio, parece particularmente profético pero la crisis COVID ha demostrado que son necesarias.
CABALLO BLANCO:
En una cartera de invertidas aquella que tiene.
UNICORNIO:
Startup con una valoración de más de 1.000 millones. Un unicornio es una criatura mitológica que se representa como un caballo blanco con un cuerno en la frente. Pero en el mundo de las startups la palabra tiene su significado propio. Se considera como ‘unicornio’ a toda aquella empresa que se financie con capital privado y cuya valoración supere los 1.000 millones de dólares.
Este concepto fue inventado por la inversora Aileen Lee, antigua socia de Kleiner Perkins y fundadora de la firma de capital riesgo Cowboy Ventures, en un artículo publicado en TechCrunch en el año 2013. Según los cálculos de Lee, cada año cuatro nuevas empresas pasaban a formar parte de la lista de los unicornios. Lo que hizo Lee fue darle un nombre con ‘gancho’ a algo que ya existía: empresas con valoraciones superiores a los 1.000 millones de dólares. El nombre cuajó, pero eso no cambió nada, quizá sólo hizo que mucha más gente se pusiera como objetivo crear un unicornio empresarial.
El término unicornio fue el primero, pero el ‘bestiario’ de las startups ha ido creciendo.
DINOSAURIOS:
A mediados de 2015 el ex CEO y polémico cofundador del fondo y aceleradora 500 Startups, Dave McClure, incorporó algunas especies más a esta suerte de zoológico. En un artículo publicado en Medium puso a los unicornios frente a frente con los ‘dinosaurios’.
Los dinosaurios, según él, eran las grandes empresas que habían salido a bolsa, que tenían capital público, y que en muchos casos también estaban sobrevaloradas. Sobre todo, las criticó porque los accionistas suelen pensar que estas empresas que han pisado los parquets les van a ofrecer el mismo beneficio para los próximos 15 a 20 años. “Los unicornios van a patear a los dinosaurios en la próxima década”, pronosticó.
PONIS:
Son startups que han llegado a una valuación de al menos US $10 millones. El término fue introducido por Dave McClure, fundador de 500 Startups. Los ponies tratarán de crecer para convertirse en centauros, y finalmente transformarse en unicornios. Algunas de las startups que salen de las aceleradoras han conseguido alcanzar esta valoraciones inician con esta valuación.
CENTAUROS:
Cuando una startup alcanza una valuación de USD $100 millones es considerada un centauro. Aunque no lo creas, con esta valoración estas startups aún se consideran pequeñas según los estándares actuales. Por ejemplo: «Cornershop, NotCo, Wallapop y ArchDaily».
UNICORNIOS:
Acá es donde empiezan las «grandes ligas» de las startups, con una valuación de USD $ 1.000 millones. Existen casos grandiosos como Bolt, la competencia de Uber en Europa, que fue construida por un emprendedor de tan solo 25 años. Otros ejemplos: pueden ser Rappi y Wildlife.
DECACORNIOS:
A medida que las empresas emergentes han ido aumentando su valor se ha comenzado a hablar también de decacornios. Los decacornios son aquellos unicornios que han superado los 10.000 millones de dólares de valoración. Como su nombre lo indica, son startups, que han alcanzado 10 veces la valuación de un unicornio. Empieza a disminuir considerablemente la lista de las empresas que han logrado llegar a este nivel. Son conocidas mundialmente donde destacan Airbnb, SpaceX, Oyo Rooms, Ripple y NuBank.
HECTOCORNIOS:
Si los decacornios son escasos, los hectocornios aún más. Hay que tener muy presente que esto solo aplica a empresas privadas, por lo que algunas gigantes que conoces no aplicarían al haberse vuelto públicas, como Salesforce.
Son empresas con una valuación de USD $100 billones. En este rango seguramente conocerás: Apple, Google, Microsoft, Facebook y Amazon. La anterior fue la taxonomía usada para las startups con base en su valuación. Pero, existen otros términos, que se basan en su eficiencia de capital. Es decir, el tamaño de sus ganancias, burn rate, crecimiento y retorno de inversión.
Son las siguientes:
DRAGONES:
En 2014 se empezó a hablar de ‘dragones’. Los inversores John Bacus y Hemant Bhardwaj publicaron otro texto en el que explicaban su definición. Aparentemente, un dragón, sería cualquier unicornio que ha devuelto íntegramente a los inversores los fondos que en su día pusieron estos, un creador de fondos.
Si haces los cálculos encontrarás que los dragones son cuatro veces más raros que un unicornio, señalaba el tándem, quien defendía que este tipo de startups era cada vez más difícil de encontrar a medida que crecía el tamaño de su financiación obtenida del capital riesgo. Bacus y Hemant pensaban que los unicornios suponían más bien postureo para las firmas de capital riesgo, mientras los dragones eran los que realmente hacían ganar dinero.
Los dragones son los favoritos de los inversionistas que les gusta hacer apuestas seguras, ya que, son startups que devuelven los fondos invertidos sin problemas. Son mucho más raros y escasos que los unicornios y no todos los VCs (empresas de capital de riesgo) pueden afirmar que cuentan con uno en su portafolio. Son buenos ejemplos Uber, LinkedIn y Twitter.
PEGASOS:
Estas startups se saltan las rondas de financiación evitando diluirse considerablemente en etapas tempranas. Lo pueden hacer sencillamente porque cuentan con cifras de ingresos y tasas de crecimiento asombrosas gracias a su producto y modelo de negocio, mientras mantienen un equipo pequeño, bien pagado y sus gastos muy bien controlados. Dyn.com, Kickstarter y Calm son ejemplos de pegasos.
CEBRAS:
¿Qué las diferencia de los unicornios? Bueno, las cebras son reales. Este tipo de startups busca crecer con diferentes esquemas de financiación sin la continua desesperación de ir pasando de ronda en ronda buscando obtener grandes cantidades de capital.
Se caracterizan por tratar de hacer negocios reales resolviendo problemas sociales. Quieren ser rentables pero al mismo tiempo mejorar la sociedad y no van a sacrificar la una por la otra. Las cebras son mucho más fuertes cuando se agrupan. Tienen una resistencia y una eficiencia de capital incomparables. Lastimosamente, este tipo de startups no ha sido el foco principal de los inversionistas.
El mundo necesita más cebras y menos unicornios, ya que se requieren más negocios rentables que resuelvan problemas reales y reparen los sistemas sociales existentes. Si conoces startups de este tipo te invito a mencionarlas acá.
RINOCERONTES:
Este término ha sido utilizado tanto negativa como positivamente. Algunos dicen que son startups que «se hacen pasar» por unicornios impresionantes sin serlo realmente.
Pero otros piensan que simplemente son empresas que tienen un perfil más bajo, humildes, tranquilas y algo subestimadas, que de igual forma han sido valoradas en USD $1 Billón y por eso son unicornios. Un ejemplo de éstas es RedDoorz.
CUCARACHAS:
Las startups cucaracha son empresas que pueden resistir cualquier crisis. Los animales con más probabilidades de sobrevivir después de un ataque nuclear son las cucarachas, porque son muy difíciles de matar. Eso es lo que muchos quieren ser como startup, inicialmente. En lugar de tener un cristal grande y frágil que al menor golpe se puede romper, es mejor una cucaracha pequeña y fea, pero indestructible.
ZOMBIES:
Este es el tipo de startups del que huyen los inversionistas, y del que deberían darse cuenta sus fundadores para también huir del monstruo que han creado. Son startups que solo se mantienen vivas gracias a las subvenciones o financiación de capital de riesgo. Son empresas «no viables» que nunca crecerán y gastan recursos que se podrían usar mejor en otras startups que lo merezcan.
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